jueves, 8 de diciembre de 2011

Alice Herz-Sommer, una gran historia de resiliencia

Ya que estamos en fechas prenavideñas querría adelantarme, por un año, al gran número de mensajes, presentaciones y felicitaciones virtuales que nos llegarán en estos días. El motivo es que me gustaría que Alice no pasara desapercibida. De verdad que se lo merece por ser un gran ejemplo de resiliencia a sus 108 años (¡¡¡en el video tenía 106 pero ahora acaba de cumplir los 108 y sigue dando entrevistas!!!).

Supe de ella hace más de un año, gracias a una amiga que me mandó un link de YouTube y me fascinó, como estoy segura que esta anciana maravillosa les cautivará también. Quise compartirla inmediatamente, pero sólo encontré el video en inglés. De vez en cuando me metía en internet para ver si alguien había colgado, por lo menos, los subtítulos en castellano pero no los encontré. Así que para el último curso de resiliencia que impartí recientemente en la Universidad de Las Palmas me puse manos a la obra, e investigué sobre distintos programas y opciones para elaborarlos yo misma. Al final realicé la traducción en Universal Subtitles, que es una web colaborativa donde cualquiera puede mejorar los resultados (les animo a que lo hagan). He abierto un canal en YouTube titulado "laespiralresiliente" para compartir este video y espero también ir colgando otros ejemplos inspiradores de resiliencia.

Así que aquí va el regalo que quiero compartir con ustedes y les animo a que lo hagan también. Alice Herz-Sommer es pura resiliencia no sólo por los duros acontecimientos de su vida que consigue superar, sino también por su entusiasmo y por la  fuerza vital que transmite. Este corto es el trailer promocional de un documental sobre ella, pero está repleto de claves sobre resiliencia: de energía creativa que surge de las manos y el corazón de Alice en forma de música; de energía de relación que nos desvela una mujer alegre, positiva, libre de rencor y con interés por todo el mundo y, por supuesto, de energía de aprendizaje, a través de sus profundas conclusiones sobre la existencia y las actitudes que necesitamos para superar las adversidades y vivir con más plenitud.
                                                   

Nota: Para activar los subtítulos en YouTube pincha en las letras CC que están en la misma barra que el play
                                                               http://www.youtube.com/watch?v=cKYZPfF9gdo


¡¡Les deseo de corazón unas fiestas y un año nuevo lleno de energía resiliente que fluya en todas las áreas, para superar cualquier reto u obstáculo y llenar sus vidas de alegría y felicidad!!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Formación sobre resiliencia y sus aplicaciones en distintos contextos


Han sido meses sin publicar entradas en este blog pero no por ello he estado alejada de este tema de la resiliencia, más bien al contrario, he estado tan inmersa en la generación de materiales, impartición de cursos y aprendizaje sobre resiliencia que era difícil encontrar el momento de sosiego y reflexión pausada que necesito para escribir.

En todo este tiempo he estado comprobando la utilidad práctica de este tema y la capacidad de poder aplicarse con éxito a los más diversos contextos. Así en los últimos meses he estado desarrollando e impartiendo una asignatura relacionada con la resiliencia en enfermería. El campo sanitario es un terreno fértil sobre el que sembrar y desarrollar las semillas de la resiliencia. El noble propósito de restaurar o contribuir a la mejora del bienestar integral de las personas es en sí mismo un objetivo resiliente y es la base sobre la que desarrollar toda la construcción de resiliencia que no sólo debe implicar a las personas enfermas, sino desde luego también al personal sanitario en su amplio conjunto así como a los propios familiares. Esa es la óptica que he aplicado en las clases para el alumnado de enfermería, trabajar desde dentro hacia fuera: entender e integrar los principios de la resiliencia en nuestra propia vida para comprender que sólo de esa manera podemos llegar a ser agentes de resiliencia para los demás.

En estas clases ha fluido la energía de aprendizaje, pero quiero dejar constancia que ha sido un proceso de aprendizaje mutuo porque yo también he aprendido muchísimo de ellas y de ellos. Hemos expuesto, y también sentido, la importancia de nutrir la energía de relación aprendiendo a comunicarnos adecuadamente, a generar la conexión empática y a resolver conflictos desde la perspectiva de la resiliencia. Y por supuesto, hemos ahondado en la importancia de la energía creativa que nos dinamiza y nos lleva a la mejora continua y nos hace autores o autoras de nuestra propia vida, diseñando nuestros propios caminos resilientes.

Realmente cada oportunidad que tengo de aplicar y explicar la resiliencia desde esta perspectiva holística es un verdadero regalo. Tal y como lo han sido los cursos realizados en junio y septiembre sobre resiliencia en la atención a víctimas de maltrato, o el taller sobre resiliencia en familias homoparentales que desarrollé en octubre. En este sentido, la experiencia de llevar a cabo esta formación dentro del ámbito académico universitario me ha resultado especialmente gratificante. En primer lugar porque considero necesario que esta materia forme parte de la formación de nuestros futuros profesionales (y en ámbitos como el de la sanidad es aún más importante) y por otro, por la calidad de vínculo que se ha generado con este primer grupo de alumnas y alumnos. No quiero dejar pasar esta oportunidad de expresar mi más profundo agradecimiento por su disposición a aprender y a compartir.

Gracias también, por supuesto, a todas las personas que participan en los talleres y en los cursos, así como a las que leen la tesis, los artículos o este mismo blog, realmente son mi mayor fuente de inspiración para seguir trabajando y creando sobre este apasionante tema.








lunes, 25 de abril de 2011

La amistad como fuente de resiliencia

En todas las investigaciones sobre resiliencia, incluida la que llevé a cabo para la tesis doctoral, se confirma que la amistad y todo lo que gira en torno a ella es una fuente importantísima de resiliencia.

La amistad parte siempre de una conexión especial con otra persona. Resulta curioso comprobar cómo existen amistades que se van forjando poco a poco, a partir de pequeñas interacciones, y con los años la conexión se va haciendo más honda e íntima. En otras ocasiones la amistad empieza de manera casi instantánea, en un reconocimiento de afinidad intuitivo, independiente de nuestro conocimiento "real" de la otra persona. Y, por supuesto, entre ambas maneras existe todo un abanico de posibilidades que desembocan en el establecimiento de ese vínculo profundo y nutridor que llamamos amistad.

Escuché alguna vez que la amistad empieza en el momento que alguien dice: "¿De verdad? A mí también." Probablemente esta no sea una regla universal, pero sí refleja el principio básico que sirve de sustento a la amistad: la empatía.

Como es bien sabido la empatía consiste básicamente en la habilidad de ponerse en el lugar de la otra persona aunque, en realidad, va mucho más allá. Para que la empatía se dé tiene que haber una intención de escuchar y comprender. A lo que se debe añadir lo que técnicamente se denomina "la suspensión de juicios". Aquí es donde realmente radica la dificultad de la empatía. En esta sociedad y en esta cultura se nos ha condicionado para que expresemos continuamente nuestros juicios de valor. Se considera que enjuiciar a los demás o las situaciones que viven es un signo de criterio. Desde mi punto de vista, nada más alejado de la verdad. La mayoría de estos juicios apresurados parten de la emocionalidad, de los estereotipos o prejuicios sociales y del filtro que establecen nuestras propias vivencias. Por este motivo la verdadera empatía, la que consigue en buena medida evitar los juicios (soy consciente de la dificultad que esto implica), es una excelente vía de acceso a nuevas experiencias y perspectivas con lo que se convierte en una fuente importante de aprendizaje. Quienes hayan seguido este blog ya se habrán dado cuenta de que la energía de aprendizaje, en todas sus manifestaciones, es uno de los pilares de la resiliencia, así que cuando dentro de la amistad dejamos fluir la empatía no sólo estamos cuidando y nutriendo la resiliencia de la otra persona, sino que también nosotras o nosotros recibimos los beneficios en nuestros propios procesos resilientes.

Otro aspecto, íntimamente ligado a la promoción de resiliencia dentro de la amistad, es el desarrollo del vínculo afectivo. Esa calidez afectiva que nos brinda la amistad es un rico caldo de cultivo de manifestaciones como la generosidad, la ternura, la complicidad, la expresión emocional sincera, la comunicación profunda e incluso el perdón, tan sanador siempre. Además, la amistad nos abre a la inspiración y a la creatividad, otra de las grandes fuentes de resiliencia: ¿cuántas cartas o mails son, en el fondo, verdaderas piezas literarias cargadas de emoción y sentimiento?, ¿cuántos proyectos han surgido al abrigo de una buena amistad?, ¿cuánta energía brotada de la amistad ha sido la que nos ha impulsado hacia el cumplimiento de nuestras metas y logros?

Personalmente soy muy consciente del valor de la amistad en mi vida y tanto es así que cuando tengo la oportunidad me gusta compartir un pensamiento que en los momentos que puedo encontrarme decaída o triste me reconforta y me abre a la vida: “Imagina todas las buenas amigas y amigos que aún te quedan por conocer”. Espero que también te pueda servir.

Finalmente, me gustaría terminar esta entrada expresando mi agradecimiento (sé que esto queda muy reiterativo, pero el agradecimiento también nos conecta directamente con la energía resiliente). Así que quiero darles las gracias a mis amigas (mis amigos son tan especiales que no tendrán problema en incluirse dentro del femenino): a aquellas amigas que me han acompañado durante mucho tiempo, por su cariño y apoyo constantes que aprecio muchísimo; a aquellas que no hace tanto que somos amigas pero que ya las siento como de toda la vida; a las nuevas amistades que se están empezando a tejer en estos momentos, que son una fuente importante de alegría e ilusión; y por último, dar las gracias a esas buenas y profundas amigas que están por venir, porque de alguna manera ya me nutro con la energía de su amistad.


lunes, 14 de marzo de 2011

Apoyando la resiliencia en Japón

Como todo el planeta estoy conmocionada por la magnitud de la tragedia que azota a Japón, el gran terremoto y posterior tsunami, y ahora la alarma nuclear que les amenaza de nuevo.
El pueblo japonés ha demostrado a lo largo de su historia su enorme resiliencia. No hay más que ver cómo supo salir adelante después de la devastación y horror de la segunda guerra mundial con gran espíritu de superación, constancia y esfuerzo personal, sin duda grandes características resilientes. Destacan también su proverbial paciencia y civismo. Además son personas muy creativas y con un maravilloso y fino sentido del humor como tuve la fortuna de apreciar en mi época de estudiante en Londres, gracias a mis amigas japonesas. Pero, por encima de todo, como nación poseen una cultura con un fuerte sentido comunitario que es el gran motor de su capacidad de resiliencia. No es de extrañar que exista toda una rama de estudios sobre resiliencia comunitaria en desastres naturales, y específicamente sobre resiliencia en terremotos, desarrollada en Japón.
Sin embargo, lo que estos estudios aún no consideraban es el gran papel que está teniendo en esta catástrofe internet y sus redes sociales. Por un lado, ha permitido a muchas personas (que tienen la suerte de poder acceder a la red) contar su historia a través de videos, blogs, facebook y twitter, entre otras. Los efectos de esta narración no sólo les ayudan a ir superando el shock y ejercer un papel activo, sino que además les ponen en contacto con millones de personas en todo el mundo que, a su vez, generan una gran corriente de energía empática que favorece el desarrollo del principal factor de resiliencia que se da en cualquier ámbito: el apoyo.
Y precisamente en esto podemos contribuir todas y todos, ya sea en forma de apoyo material o moral. Aquí les dejo varios links de la iniciativa Pray for Japan y seguro que habrá muchas más (si quieres aportar alguna deja un link en los comentarios).
http://www.facebook.com/pages/Pray-for-Japan/206394722706364?sk=wall
#PrayForJapan site:twitter.com
http://prayforjapanshirt.myshopify.com/
Y finalmente les dejo, para compensar tantas imágenes horribles, una fotografía para la esperanza, el rescate después de tres días de un bebé de cuatro meses… ¡un verdadero milagro resiliente!

jueves, 24 de febrero de 2011

Superando obstáculos

Llevo una semana fuera de casa. Empezó con una avería que parecía simple, un desagüe estancado, pero nos dimos cuenta que detrás de ese problema había otros más importantes. La conexión entre un sistema más moderno que está en parte de la casa y el sistema original no estaba bien hecha. En realidad es un error tener los dos sistemas en simultáneo porque aunque se arreglen los conductos que ahora están mal, volverán a romperse por otro lado. Ante eso más vale poner todo nuevo.

A veces lo que sucede en un ámbito de cosas es transferible a otros terrenos. Muchas veces nos estancamos (y quienes ya hayan leído algo este blog seguramente sabrán que estancamiento es igual a no resiliencia) porque nos empeñamos en seguir haciendo las cosas de una manera determinada, o empleamos las mismas estrategias o recursos, pero lo cierto es que muchas veces la situación se resuelve cuando proyectamos una nueva mirada sobre ella o decidimos tomar un curso diferente. A menudo suelo recurrir a la metáfora de un río para explicar la resiliencia: el caudal de agua es el flujo resiliente y las piedras, o cualquier obstáculo que frene o dificulte el paso del río, es la no resiliencia. Lo que el propio río nos muestra es que ante obstáculos importantes más que intentar abrirse paso desgastando las piedras o intentando arrastrarlas, es más productivo abrir otro camino.


Por eso la resiliencia es eminentemente una fuerza creativa, capaz de vencer la resistencia al cambio. La resiliencia nos ayuda a tomar las riendas de nuestra vida, nos da impulso para crecer y superar los problemas y adversidades. La mirada resiliente nos descubre un nuevo mundo lleno de nuevas posibilidades. También esta perspectiva nos demuestra la importancia de la comunidad, cuando sumamos impulsos resilientes podemos superar grandes obstáculos, mucho mayores que lo que podemos por nuestra cuenta. Sin duda podemos usar esta perspectiva para interpretar los grandes avances de nuestra historia y también para comprender lo que sucede actualmente. Como dice la frase de presentación de este blog: "la resiliencia es mucho más que la superación de adversidades, es una forma de entender la vida y todo lo que nos rodea".

sábado, 12 de febrero de 2011

Tesis sobre resiliencia LGB on line

A veces las cosas fluyen justo en el momento adecuado. Después de unos cuantos meses en que no he podido colgar la tesis online por un tema técnico de protección del documento, hace unos días me llaman desde la Universidad para decirme que tienen un nuevo software y he conseguido, por fin, subir la tesis.

De esta forma ya puedo cumplir mis objetivos personales de darla a conocer a todas las personas que estén interesadas tanto en el tema de resiliencia como en el tema de la homosexualidad y bisexualidad. Y si están interesadas en ambos, con doble motivo.

Como ya he expresado en otras ocasiones una tesis requiere de mucho esfuerzo y momentos de concentración, e incluso aislamiento, pero de ninguna forma la habría podido llevar a cabo sin el apoyo de mis seres queridos: mi familia, y mis amigas y amigos. Además tuve la suerte de contar con dos directoras fantásticas que me guiaron con sabiduría por este camino. También otro elemento de motivación fueron las propias personas que participaron en este estudio. Ellas me ofrecieron el regalo de sus historias, y depositaron su confianza en mí para que esos relatos se convirtieran en fuente de conocimiento, que pudiera ayudar a que algunas de las vivencias dolorosas que narraron no se volvieran a repetir en las nuevas generaciones de personas lesbianas, gays y bisexuales.

De manera especial me gustaría recordar ahora a una persona muy querida para mí: mi abuela Sixta. A ella le dediqué esta tesis y poco tiempo después del acto de la lectura nos dejó, pero su impulso resiliente vivirá para siempre. Hoy hubiera sido su 95 cumpleaños así que he elegido este día para compartir la tesis con ustedes. En  homenaje a ella transcribo la dedicatoria:

A mi abuela Sixta, de 94 años.
A quien a pesar de sus inquietudes intelectuales, como mujer de su época, no se le permitió seguir estudiando.  Ella supo transformar esa frustración en chispa resiliente para que otras mujeres de su familia lograran hacerlo. Apoyó con fuerza a mi madre para que pudiera trasladarse desde Tenerife a estudiar la carrera de medicina a Granada cuando eso era todavía un hito impensable para muchas mujeres a finales de los años cincuenta.
Sin duda, ese impulso resiliente familiar fue lo que me hizo emprender el reto de realizar una tesis doctoral con cuarenta años y con dos hijas pequeñas. Este sueño ha sido posible gracias a la red de esfuerzos y apoyos de las mujeres que me precedieron, para ellas y para todas las personas que han estado a mi lado en estos años, mi reconocimiento y amor.
Mi decisión de compartir abiertamente este trabajo de tantos años procede del profundo agradecimiento que siento hacia todas esas personas, pero también de mi compromiso con la expansión del saber y mi deseo de que el conocimiento compartido, gracias a los medios tecnológicos que disponemos, pueda contribuir a forjar una nueva sociedad armoniosa, justa, solidaria y respetuosa con la diversidad en todas sus formas.
Aqui les dejo el link a la tesis, que es también un link a un trozo de mi vida; una nueva hija, como dice una de mis amigas o como dice otra, una mariposa azul que extiende sus alas, y que espero que pueda llegar allí donde pueda ser útil.

             
   

      ¡Les agradecería mucho que contribuyeran a su difusión!




lunes, 31 de enero de 2011

Los ritos de paso

Los ritos de paso constituyen momentos especiales en la vida de las personas. Las diversas celebraciones, ceremonias y eventos significativos como cumpleaños, bodas o graduaciones, por poner algún ejemplo, nos sirven para marcar los finales de un proceso o estado y los inicios del siguiente. En todos ellos existe un marcado componente social. En realidad son los demás los que nos refrendan y confirman que se ha llegado a la meta. Además, el rito de paso suele ir acompañado de un ritual o procedimiento específico, con sus normas, sus símbolo e incluso algún tipo de vestimenta especial que hace que se pueda distinguir ese momento de la cotidianidad y por tanto, perdure, con mayor nitidez en la memoria. Precisamente, el valor fundamental del rito de paso está en dejar su huella para que pueda servir de cierre de ciclo y de motivación para la nueva etapa. En este sentido, puede ser sin duda un estímulo para potenciar la resiliencia.

El pasado sábado tuve mi propio rito de paso, la ceremonia de investidura de nuevos doctores, con todos los elementos para ser un rito de paso significativo. Állí estaba mi familia y mis amigas íntimas - y algunas personas que no pudieron asistir, pero que las llevaba en mi corazón-, también se encontraban el resto de compañeros y compañeras que se investían así como nuestros padrinos y madrinas, presididos por el rector -cetro en mano- y altos cargos de la comunidad universitaria. También contábamos con un coro que se encargaba de marcar con sus cánticos los distintos momentos de la ceremonia.

Sin duda alguna, la parte más emotiva y el centro de este acto, es cuando el padrino (la madrina en mi caso) te toma del brazo y te lleva ante el rector, que te coloca en la cabeza el birrete de doctor. Para mí ese momento fue muy especial. Cuando Eva, mi madrina y directora de tesis, me acompañó hasta el punto de encuentro sentí  que también lo hacían todas aquellas maestras y maestros que a lo largo de los años contribuyeron a transmitirme su amor por el saber. Pasaron por mi mente mis entrañables profesoras de primaria Lely, Vicky, Saro... los de secundaria entre los que me gustaría mencionar a Ángeles Sanabria, que me contagió su pasión por la historia, al literato y erudito Padre Mendoza, al genial científico Padre Henriquez (no seguí su consejo de ir por ciencias, pero todavía me encanta la física) y al gran filósofo Padre Borrego. Ya en la universidad, al profesor Cummings y al profesor García, grandes personas y profundos pensadores. Y por supuesto, mis profesores y profesoras de doctorado -todos y todas, aunque no los nombre de manera individual- que supieron reenceder la chispa y alimentar mi vocación de investigadora. Y en este último paso, mis dos directoras de tesis, María Dolores García y Eva Kñallinsky, maestras y ya amigas. Ellas fueron mis guías y una gran fuente de apoyo en el tramo final del largo camino que me llevó hasta ese preciso momento.  



La emoción que sentí en toda esta ceremonia fue de profundo agradecimiento, no sólo hacia mis referentes en el marco educativo, sino también hacia mi familia: mis padres y mis hijas, al igual que mis amigas y amigos así como todas las personas, incluidos los y las participantes, que me apoyaron para llevar a cabo este proyecto. Este rito de paso también les pertenece como parte integrante de este proceso de resiliencia que fue la realización de esta tesis doctoral.

Ahora me toca la parte dulce de compartir lo aprendido y de generar nuevos proyectos, como está siendo este blog. Gracias por leerlo y por el estupendo feedback que estoy recibiendo.

Ante la insistencia de mi hija Ana, les incluyo una foto de frente con el atuendo del acto. Sí, ciertamente el birrete (gorra) es un poco ridículo, pero... ¡un rito de paso tiene que tener sus retos!

sábado, 22 de enero de 2011

En defensa de las palabras raras como "resiliencia"



Empecé a impartir cursos sobre resiliencia hace unos ocho años cuando la palabra resiliencia era prácticamente desconocida en este entorno. Me resultaba muy curioso el rechazo inicial a esta palabra que se daba en muchas de las personas participantes. Incluso, hubo alguna que me sugirió que me buscara otra manera de referirme a ese concepto o que simplemente la eliminara de los títulos de mis talleres. Lo curioso es que todavía, a veces, continúo percibiendo cierto rechazo y, sobretodo, cierta dificultad para incorporarla a nuestro lenguaje cotidiano.

Está claro que el vocablo "resiliencia" es un anglicismo, pero el español está lleno de ellos y continúa nutriéndose de este tipo de términos de manera continua. Hasta hace poco nadie mandaba emails, sino correos electrónicos y se usaba mayoritariamente la palabra "hipervínculo" en vez de link, eso por no hablar de la palabra "blog", de la que ni siquiera recuerdo que haya existido un término previo en castellano y que, sin embargo, no ha tenido mayor dificultad, ni siquiera en el caso de palabras derivadas, como "blogsfera" o "blogero". En fin, que comencé a descartar que ese rechazo se debiera a que provenía del inglés.

Otra fuente de malestar con el término resiliencia podía estar en su similitud con otras palabras similares fonéticamente como "residencia" "silencia" o "resistencia", pero tampoco creo que esta sea la raíz del problema; aunque sí es verdad que puede dar lugar a confusión a la hora de articularla. También es cierto que hay términos que están cercanos conceptualmente como pueden ser el de "afrontamiento" o el de "personalidad resistente", pero no son lo mismo que "resiliencia".

Todas estas consideraciones pasaron a un segundo plano cuando hace unos días leí sobre unas estadísticas que, aunque habían sido realizadas por investigadores diferentes y en contextos y países diversos, concluían que nos avocábamos irremediablemente a un empobrecimiento del vocabulario y con ello, de nuestra capacidad para expresar ideas y emociones más complejas. El fenómeno es debido principalmente a la introducción de las nuevas tecnologías como vehículo para el uso del lenguaje y a la adaptación a la exigencia de frases cortas y términos conocidos para facilitar el intercambio rápido de comunicaciones. Este fenómeno va acompañado de un rechazo a las palabras "raras", las que se prestan a confusión al escribirlas o que expresan nuevos conceptos que implican cierta complejidad. Ha nacido una nueva forma de discriminación: la discriminación hacia las palabras "raras".

Así que voy a tener que incorporarla a las causas personales anti-discriminación que siempre me han movido (género, orientación sexual, situación socio-económica, etnia, edad, diversidad física o psíquica, etc). Especialmente, en el caso de la palabra "resiliencia" quiero reivindicar su valor de dar nombre a una fuerza esencial de los seres humanos y de la naturaleza que es la que permite superar las adversidades, y salir fortalecidos y mejorados de estos procesos. No es algo nuevo, siempre ha estado presente, pero ahora gracias a que tenemos un concepto que la defina podemos estudiarla y usarla en estos tiempos difíciles para crear una nueva sociedad más justa, solidaria y respetuosa con el medio ambiente.

jueves, 13 de enero de 2011

resiliencia y proyecciones positivas

En la entrada anterior Nuria hizo un comentario que merece la pena responder con alguna amplitud. Lo transcribo:

Estas Navidades hablaba con una tía que me comentaba que ella estaba convencida que cuando deseaba algo con mucha fuerza siempre se le cumplía.
Me comentaba que estaba convencida que le iba a tocar la lotería porque siempre había deseado que le tocara, aunque fuera poco. Mas que el dinero deseaba que se le cumpliera el deseo.
Tengo que decir que no nos tocó nada, pero a ella le sirve para vivir desde Septiembre hasta Enero con una ilusión especial. Me contaba que era capaz de sonreír imaginándose su foto en los periódicos brindando con cava.
¿Es esto esa energía resiliente?


La pregunta final no se puede contestar de manera directa. En resiliencia, por lo menos en esta visión holística de la resiliencia, no hay blanco o negro, sino un gran abanico de colores. En primer lugar habría que analizar todo el contexto y los efectos que este deseo tiene en diferentes áreas. Este tipo de deseos se basan en una proyección positiva: la persona se imagina consiguiendo algo que la hace feliz y eso le produce emociones positivas. Sin duda la capacidad de proyectar en positivo puede ayudar a generar confianza e incluso mejorar nuestra autoestima y nuestro rendimiento. Por eso se emplea como técnica en diferentes situaciones, desde el entrenamiento deportivo hasta en la preparación de exámenes o entrevistas de trabajo, entre otras cosas. En un amplio número de investigaciones se ha comprobado que las personas positivas, que suelen tener esta capacidad muy desarrollada, superan mejor las adversidades.

No obstante, esta habilidad para proyectarse a un futuro deseado puede también dar lugar a no resiliencia cuando esconde una estrategia de negación o evitación. Tomando el tema de los juegos de azar podríamos poner como ejemplo  el caso de alguien que rechaza un trabajo porque está convencido de que le va a tocar la lotería o que se gasta el sueldo en el bingo porque tiene la corazonada que va a obtener el premio. Desgraciadamente en la mayoría de las ludopatías encontramos este tipo de pensamientos que alejan a la persona de la realidad y, por tanto, repercuten negativamente a la hora de afrontar los problemas y llevar a cabo sus procesos de resiliencia.

Por supuesto no quiero decir que ese sea el caso de la persona de la que habla el anterior comentario. Si la tía de Nuria no toma riesgos innecesarios y resuelve con éxito el hecho de que no le toque la lotería, como así  parece dado que vuelve a jugar y a disfrutar con su proyección sabiendo que dura de septiembre hasta enero, podría servirle de estímulo resiliente en otras áreas.

De todas formas, a mí no me parece muy productivo desde la óptica de la resiliencia invertir nuestra energía emocional en este tipo de deseos. Por un lado, es una proyección que nos han metido a fuego en la cabeza; no hay más que ver los fantásticos anuncios que ponen cada año, y por otro nos enganchan con las imágenes de las personas que salen en la televisión y su desbordamiento de alegría. Lo que no nos suelen contar es que una vez que esas personas se adaptan a su nuevo nivel económico esa sensación de euforia desaparece. De hecho muchos estudios confirman, como por ejemplo Layard (20005) y Rifkin (2010), que una vez están cubiertas nuestras necesidades básicas el aumento de ingresos no está correlacionado con una mayor felicidad.

Y esto nos lleva al interesante tema de la felicidad y de cómo se relaciona con la resiliencia, pero eso lo trataré en otra ocasión. Gracias a Nuria y a todas las personas que han dejado sus comentarios. Esta interacción me parece una excelente manera de ir desarrollando y comprendiendo mejor este apasionante tema de la resiliencia.  

viernes, 7 de enero de 2011

Propósitos resilientes

Resulta muy interesante comprobar cómo en diversas culturas el inicio de año es el tiempo propicio para pedir deseos de las formas más variadas. Aquí en España celebramos tradicionalmente el paso de un año al otro tomando "las uvas de la suerte" siguiendo un ritual muy preciso, una para cada campanada, teniendo que acabar con todas para poder "tener" suerte en el año que comienza. En varios lugares es costumbre empezar el año con un baño, normalmente en aguas heladas de ríos, lagos o en el mar, con la intención -sorprendente desde mi punto de vista ya que soy muy friolera- de garantizar la salud. Las peticiones de deseos en estas fechas se realizan de las formas más variadas desde el procedimiento simple de escribirlos en hojas de papel, hasta procesos más elaborados como el que escuché que se realizaba en Rusia donde quemaban los deseos escritos en papel muy fino y después brindaban con una bebida en la que habían disuelto la ceniza. La finalidad última de todos estas tradiciones y  rituales es intentar atraer a nuestras vidas aquello que percibimos que necesitamos para sentirnos felices. Sin embargo, estos deseos e incluso la mayoría de los propósitos de año nuevo se quedan en meros pensamientos que acaban por perder su fuerza y no llegan a materializarse.


En muchas investigaciones sobre resiliencia se observa que el sentido de propósito es un factor de resiliencia muy importante, sin embargo no parece que el simple hecho de desear algo movilice los procesos resilientes. La gran pregunta sería: ¿qué transforma los deseos o los propósitos en fuerzas capaces de movilizar recursos y superar obstáculos para que puedan concretarse? Desde la perspectiva holística de resiliencia que estudio y desarrollo, la respuesta es muy clara: la energía resiliente.


Si han seguido los post anteriores ya he hablado algo de la energía resiliente. Básicamente, según los resultados de mis investigaciones la energía resiliente tiene tres elementos esenciales: energía de aprendizaje, energía creativa y energía de relación. Cuando estas energías están presentes los propósitos se convierten en verdaderos motores de resiliencia que afectan no sólo al área concreta en la que se  ubican sino que también promueven mejoras a muchos niveles.


La teoría esta clara pero esto es algo muy práctico por lo que voy a poner un ejemplo que pueda ilustrarla. Pensemos en una persona que desea dejar de fumar. Puedo hablar desde la experiencia porque aunque era una fumadora social, en general sólo me gustaba fumar en compañía y de manera ocasional, no conseguí dejar de fumar completamente hasta el año pasado. El proceso que describo no es el mío pero algunos elementos sí  estuvieron presentes.


En primer lugar para que el deseo de dejar de fumar se convierta en un propósito resiliente tiene que intervenir la energía de aprendizaje. No sólo tenemos que buscar un método concreto que queramos seguir sino lo más importante tenemos que aprender sobre nosotros mismos. Preguntas sobre cuáles son nuestras motivaciones para fumar, sobre los aspectos de nuestra personalidad que están en juego en este hábito y sobre los recursos internos que necesitamos para conseguir nuestro propósito. Una vez que estamos en el proceso de dejar de fumar es cuando más necesitamos activar esta energía de aprendizaje. Si, por ejemplo, hemos pensado en reducir el número de cigarrillos tenemos que ir "aprendiendo" cual es la cantidad que podemos ir fijando como meta y en qué momentos nos resulta más fácil no fumar. También tenemos que aprender a pensar en positivo, aceptando y aprendiendo de nuestros errores y celebrando nuestros éxitos. En fin, dejar de fumar puedo ser un proceso de aprendizaje muy interesante.


Así mismo debe estar presente la energía creativa. Es muy importante encontrar nuestros propios métodos, inventarnos nuestros "trucos" para evitar fumar e incluso canalizar nuestra frustración a través de tareas creativas. Hay quien descubre su talento culinario o desarrolla aficiones relacionadas con la música, la escritura o la pintura al dejar de fumar.


Y por último, tenemos que considerar la energía de relación. Somos seres sociales y nuestros actos e incluso nuestros hábitos están condicionados por nuestra esfera de relaciones. Dejar de fumar implica pasar de ser fumador a no fumador y muchas veces los mayores obstáculos los encontramos en romper los hábitos que compartimos con otros fumadores, como el salir a fumar con el compañero de trabajo que nos cae bien o tomarnos un café con las amigas al tiempo que encendemos nuestro cigarrillo. Para que la energía de relación nos acompañe y nutra nuestro propósito es necesario cambiar nuestra autoimagen y percibirnos dentro del grupo resiliente de los exfumadores, personas que han logrado superar esta adicción a pesar de las dificultades que esto conlleva. Del mismo modo es necesario modificar las rutinas relacionales para que no impliquen fumar y ver las ventajas sociales que puede aportarnos. Igualmente, la  energía de relación se activa cuando nos damos cuenta de los beneficios que nuestras acciones conllevan para nuestro entorno cercano. Ya nadie va a ser  fumador pasivo del humo que producimos y además podemos servir de ejemplo motivador para amigos y familiares que tienen el mismo propósito de dejar de fumar.


Por tanto, un propósito -cualquiera que sea- cuanto más energía de aprendizaje, energía creativa y energía de relación contenga más posibilidades de que la energía resiliente resultante haga posible lograrlo. Cada propósito conseguido sirve estímulo para otros procesos resilientes que estemos llevando a cabo y de impulso para conseguir nuevas metas y, además, desde la perspectiva holística de resiliencia, sabemos que nuestros procesos de resiliencia sirven para generar sinergias de resiliencia en las personas que nos rodean y en nuestro entorno.


¡Espero que este sea un año lleno de propósitos resilientes conseguidos para todos!