Como todo el planeta estoy conmocionada por la magnitud de la tragedia que azota a Japón, el gran terremoto y posterior tsunami, y ahora la alarma nuclear que les amenaza de nuevo.
El pueblo japonés ha demostrado a lo largo de su historia su enorme resiliencia. No hay más que ver cómo supo salir adelante después de la devastación y horror de la segunda guerra mundial con gran espíritu de superación, constancia y esfuerzo personal, sin duda grandes características resilientes. Destacan también su proverbial paciencia y civismo. Además son personas muy creativas y con un maravilloso y fino sentido del humor como tuve la fortuna de apreciar en mi época de estudiante en Londres, gracias a mis amigas japonesas. Pero, por encima de todo, como nación poseen una cultura con un fuerte sentido comunitario que es el gran motor de su capacidad de resiliencia. No es de extrañar que exista toda una rama de estudios sobre resiliencia comunitaria en desastres naturales, y específicamente sobre resiliencia en terremotos, desarrollada en Japón.
Sin embargo, lo que estos estudios aún no consideraban es el gran papel que está teniendo en esta catástrofe internet y sus redes sociales. Por un lado, ha permitido a muchas personas (que tienen la suerte de poder acceder a la red) contar su historia a través de videos, blogs, facebook y twitter, entre otras. Los efectos de esta narración no sólo les ayudan a ir superando el shock y ejercer un papel activo, sino que además les ponen en contacto con millones de personas en todo el mundo que, a su vez, generan una gran corriente de energía empática que favorece el desarrollo del principal factor de resiliencia que se da en cualquier ámbito: el apoyo.
Y precisamente en esto podemos contribuir todas y todos, ya sea en forma de apoyo material o moral. Aquí les dejo varios links de la iniciativa Pray for Japan y seguro que habrá muchas más (si quieres aportar alguna deja un link en los comentarios).
http://www.facebook.com/pages/Pray-for-Japan/206394722706364?sk=wall
#PrayForJapan site:twitter.com
http://prayforjapanshirt.myshopify.com/
Y finalmente les dejo, para compensar tantas imágenes horribles, una fotografía para la esperanza, el rescate después de tres días de un bebé de cuatro meses… ¡un verdadero milagro resiliente!
Mencionaste la existencia de estudios sobre resiliencia comunitaria ante desastres naturales. Podrías recomendarme alguno? Gracias!
ResponderEliminarHola, Gloria: ¿Conoces cómo es el sistema educativo allí? ¿Y el currículum? Ya lo pensaba antes, pero ante esta catástrofe, al ver el comportamiento del pueblo japonés, he pensado que la educación recibida en las instituciones formales tiene que ser muy diferente a la nuestra, y que le deben dar más importancia a la Inteligencia Emocional. ¿Sabes algo de eso?
ResponderEliminarGracias, besooo :)
mariapixeles puede que el estudio de los japoneses Bajek, R., Matsuda, Y. & Okada, N. (2008). Japan's Jishu-bosai-soshiki community activities: analysis of its role in participatory community disaster risk management. Natural Hazards, 44 (2), 281-292 te pueda ser útil. Si quieres puedes también poner en google "disaster resilience" y encontrarás entradas a otros estudios.
ResponderEliminarNusa no tengo constancia de que en el sistema educativo japonés den más importancia a la inteligencia emocional. Pienso que la clave resiliente de este pueblo estriba más en el cultivo de los valores comunitarios, muy imbuidos en su cultura, en oposición al individualismo que prima por occidente.
ResponderEliminarMe ha encantado tu blog Gloria Elena. Estoy de acuerdo contigo cuando dices que su concepto de comunidad, sus valores comunitarios, son una variable explicativa de la resiliencia. Sin una comunidad que facilite la elaboración del trauma, es muy difícil afrontarlo con garantías. Recomiendo la lectura del libro "Resiliencia Familiar" de Michel Delage. Un cordial saludo.
ResponderEliminarAntonio Corredera.
Director del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP).
He añadido este link a una entrada de mi blog. Es un tema fundamental en la vida del ser humano y merece leerse despacio.
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