La vida se desarrolla en un continuo, las diferentes etapas, momentos o medidas de tiempo no son más que creaciones artificiales que nos ayudan a orientarnos y a tomar conciencia de lo que está sucediendo. Además nos sirven para poder relacionarnos y para construir una cultura común. Por eso el paso de un año a otro es más que empezar un nuevo calendario, es una oportunidad para reflexionar y crecer.
La promoción de resiliencia tiene mucho que ver con la reflexión consciente y el fin de año puede ser un momento significativo para evaluar nuestros procesos resilientes. La evaluación de resiliencia puede resultar algo compleja si pretendemos alcanzar cierta profundidad, por eso es conveniente seguir una serie de pasos. En absoluto estos pasos que explicaré a continuación son la única manera de abordar la tarea, son simplemente una guía que he elaborado en base a mi experiencia con el trabajo sobre resiliencia que puede resultar de utilidad.
1. Detección de los principales procesos de resiliencia ocurridos en el año.
Para ello es conveniente indagar en distintas áreas o planos personales para localizar las distintas adversidades, problemas o retos que han estado presentes.
Plano corporal: enfermedades puntuales, dolencias crónicas, discapacidades transitorias, desventajas físicas, etc..
Plano psicológico-emocional: momentos de pérdida o duelo, estados emocionales de desánimo, estrés o angustia, etc.
Plano de la autoconstrucción narrativa: Cambios vitales que afectan a la autopercepción como desempleo, jubilación, emigración, etc.
También nos puede ayudar a encontrar esos procesos significativos el indagar en los distintos planos relacionales: pajeja, familia, amistades, entorno laboral, entorno educativo e incluso acontecimientos ocurridos dentro de nuestra comunidad, nuestro barrio, país, etc.
2. Análisis de los procesos de resiliencia. Principales factores de no resiliencia (todo lo que obstaculiza, retiene o inhibe la resiliencia) y de resiliencia (todo lo que ayuda, potencia o promueve la resiliencia), así como las distintas dinámicas que se dieron entre los factores (cómo los factores fueron entrando en juego a medida que se desarrollaban los procesos).
3. Toma de conciencia de las sinergias de no resiliencia y de resiliencia. Observar la manera en que nuestros procesos se han relacionado entre sí y tomar conciencia de otros procesos de nuestro entorno que nos han influido, así como aquellos en los que hemos influido.
4. Conclusiones sobre resiliencia. Especialmente resulta útil detectar las dinámicas que nos han llevado al éxito en la superación de los procesos de resiliencia al igual que nuestros factores de resiliencia personales y nuestras fuentes de apoyo.
5. Planificación estratégica de resiliencia. Tomar decisiones sobre las áreas y factores que queremos potenciar y desarrollar, teniendo en cuenta especialmente las maneras de aumentar el flujo de energía resiliente a través de la energía creativa, energía de aprendizaje y energía de relación.
Espero que esta guía para la evaluación, desde la perspectiva de la resiliencia les sea de utilidad y les ayude a conseguir sus metas y propósitos para el año que comenzamos.
¡Les deseo un muy feliz año 2011, próspero y resiliente!