miércoles, 26 de septiembre de 2012

El voluntariado como motor de resiliencia


 
La semana pasada tuve la oportunidad y el placer de impartir dos cursos de resiliencia para voluntarias y voluntarios de organizaciones pertenecientes a la red EAPN-Canarias, englobadas en la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social.
 
En numerosas ocasiones cuando hablamos de resiliencia presentamos las adversidades como oportunidades de crecimiento, ya que el proceso de superarlas nos hace desarrollar nuevas habilidades y generar cambios que dan lugar a mejoras. Pero esto es cierto cuando la adversidad es manejable, cuando se cuentan con los suficientes recursos personales o sociales para dinamizar los procesos de resiliencia.
 
Desde la perspectiva holística de resiliencia que presenté, ésta se concibe como un flujo que se da de manera natural y que se alimenta de diversos factores que tienen que ver con las energías resilientes de relación, aprendizaje y creativa. Por otro lado, la no resiliencia constituye todo lo que bloquea los procesos resilientes.
 
En las situaciones adversas que conllevan la pobreza y la exclusión social los factores de no resiliencia son múltiples y crean potentes sinergías entre ellos. Por esto, es tan fundamental el papel de las personas que llevan a cabo su voluntariado en asociaciones implicadas en la superación de estas situaciones, ya que encarnan la fuerza de un gran motor de resiliencia: el apoyo. 
 
Relacionando las diversas prácticas de éxito que ya están llevando a cabo estos voluntarios y voluntarias pudimos desgranar los principales factores de resiliencia en relación a las energías resilientes que manifiestan. Fuimos entrenando también nuestras habilidades de detección y nuestra "mirada resiliente", capaz de ver la potencialidad por encima de los déficits.
 
Por último, abrimos un proceso creativo grupal en el que atendiendo a diversas temáticas se fueron diseñando posibles programas o accciones encaminadas a incrementar la resiliencia de los colectivos con los que se trabaja.
 
 
A través de diversas dinámicas pudimos observar las aplicaciones prácticas de esta visión de resiliencia en la labor del voluntariado, dando pautas también para promover el desarrollo de la propia resiliencia personal de las y los participantes.
 
Como pudimos comprobar mediante las aportaciones de los asistentes, el hecho de apoyar a otros en sus procesos también genera resiliencia para la propia persona, ya que le permite crear relaciones significativas y participar en proyectos grupales motivadores. Esto además aporta sentido de propósito, que es en sí mismo un gran motor de resiliencia.
 
Esta unión de sinergias de resiliencia entre personas dispuestas a dar lo mejor de sí mismas para apoyar a otras es la mayor fuerza de transformación, que sirve no sólo para superar adversidades sino para construir una sociedad más justa y solidaria.
 
Por eso, me gustaría expresar mi profundo agradecimiento a toda la gente comprometida, que dedican su tiempo y esfuerzo para apoyar a personas, grupos, comunidades, o a la propia naturaleza, mediante su participación en la gran red asociativa. Sin duda, otro mundo es posible... ¡y las voluntarias y voluntarios son sus agentes de resilencia!
 
 

martes, 24 de julio de 2012

La resiliencia: conceptos y modelos aplicables al entorno escolar

Ahora que estamos en verano en esta parte del hemisferio, y que solemos tener más tiempo para la lectura y reflexión, me gustaría compartir parcialmente un artículo que escribí para la revista "El Guiniguada" del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ISSN 0213-0610, n.19, 2010).

Se trata del artículo: "La resiliencia: conceptos y modelos aplicables al entorno escolar". Para dar una idea aproximada de su contenido lo mejor es que me remita al propio abstract publicado:

LA RESILIENCIA: CONCEPTOS Y MODELOS APLICABLES AL ENTORNO ESCOLAR
Gloria Elena Gil
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
RESUMEN
Las definiciones sobre la resiliencia han ido cambiando y con ellas las distintas maneras de introducirla en el entorno escolar. En un primer momento era vista como características de ciertos niños que les hacían superar las adversidades, dando lugar a programas de promoción de estos rasgos en los escolares. Con el siguiente avance conceptual en que la resiliencia era entendida como un proceso se desarrollaron modelos más complejos donde se conjugaban factores internos y externos. La expansión de la investigación trajo también nuevas miradas en las que se incluía el papel clave del profesorado como tutores de resiliencia. En las propuestas más recientes, como la del modelo holístico de resiliencia, es el conjunto de la comunidad educativa la que se implica en el diseño y promoción de programas de resiliencia adaptados a sus singularidades y al contexto.

Palabras clave: resiliencia, programa, escuela, adversidad, holismo.

ABSTRACT
Definitions around the concept of  resilience have been changing over the years, and so have the different ways of  introducing it into the school environment. Initially it was seen as a set of  personality traits that helped some children overcome adversity, so programs for the promotion of  these traits in school children were developed. With the next conceptual breakthrough, resilience was understood as a process, and more complex models that combined internal and external factors were created. Further research expansion brought in new perspectives and the key role of  teachers as resilience tutors was pointed out. In recent proposals, as found in the holistic model of  resilience, it is the educational community as a whole that gets involved in the  design  and  promotion  of   specific  resilience  programs,  tailored  to  both  its uniqueness and its context.

Key words: resilience, program, school, adversity, holism.

En este artículo realizo un recorrido por las distintas concepciones desarrolladas por diversas generaciones que investigan o trabajan con el concepto de resiliencia, explicando también los principios básicos del modelo holístico de resiliencia y su aplicabilidad al contexto educativo. Les incluyo a continuación un extracto que pueden encotrar de la página 37 a la 41:
Es dentro de esta tercera generación donde se crea y desarrolla el modelo holístico de resiliencia que se concreta en la tesis doctoral presentada en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria: “Los procesos holísticos de resiliencia en el desarrollo de identidades autorreferenciadas en lesbianas, gays y bisexuales” (G. Gil, 2010). Este modelo holístico representa una propuesta innovadora sobre resiliencia en cuanto al marco conceptual, la metodología y la puesta en práctica.
En lo que se refiere a los elementos clave que están presentes en los procesos de resiliencia este modelo asume la propuesta de Grotberg sobre la conveniencia de usar la denominación  “factores de resiliencia”. Sin embargo, cuestiona el uso de “factores de riesgo” como segundo elemento. Este término pertenece originalmente a un modelo médico mediante el que se pretende prever que circunstancias o situaciones pueden aumentar las probabilidades de contraer una enfermedad. De hecho, fue el Dr.  Thomas R. Dawber, experto en cardiología, quien acuñó esta expresión. Por tanto, “los factores de riesgo” tienen un carácter proyectivo y anticipan dificultades futuras. Esto resulta muy poco coherente con los actuales modelos de resiliencia, centrados en la promoción de resiliencia, no en la prevención de adversidades. Como ya argumentó E. Grotberg (2001), si fuera posible prevenir las adversidades no se desarrollarían los procesos de resiliencia. Otro inconveniente es que los factores de riesgo pueden resultar arbitrarios porque no toman en cuenta los diferentes contextos y las sensibilidades personales o culturales. Además, según apunta M. Rutter (1987) existen un tipo de riesgos, los llamados “challenge factors” (factores de desafío), que representan un riesgo manejable por el individuo que puede movilizar estrategias y recursos personales y/o sociales para superarlos.
Ante esto, el modelo holístico de resiliencia presenta un nuevo constructo más versátil y basado en la observación: la no resiliencia, que estaría constituida por todo lo que inhibe, ralentiza o detiene el flujo natural de la resiliencia. La no resiliencia y la resiliencia no son ideas opuestas sino que se dan en simultáneo. Podemos utilizar la metáfora del río para comprender como actúan. Por un lado la resiliencia -que desde el modelo holístico constituye un flujo presente en todos y en todo- puede representarse como el agua y los diversos factores de resiliencia como los diversos riachuelos que alimentan el caudal. La no resiliencia serían las piedras u otros obstáculos que ralentizan o incluso pueden impedir el curso del río.
Por tanto, la no resiliencia constituye un constructo complementario al de resiliencia, y por eso permite la misma versatilidad en sus aplicaciones. De esta manera, podríamos hablar de factores de resiliencia y factores de no resiliencia, actitudes de resiliencia y de no resiliencia, comportamientos de resiliencia y de no resiliencia, estrategias de resiliencia y de no resiliencia, y resultados resilientes y resultados no resilientes. Sin embargo, este adjetivo resiliente y no resiliente no debe aplicarse a personas y grupos porque la resiliencia y la no resiliencia no son absolutas. Es más, en la no resiliencia está la semilla de la resiliencia porque al ir superando los distintos factores de no resiliencia se van adquiriendo habilidades y aprendizajes que nos sirven de base para nuevos impulsos resilientes.
Para ilustrar visualmente este progreso en los procesos de resiliencia y además dar cuenta de que la resiliencia está presente en todos y en todo utilizamos la espiral logarítmica. Esta espiral describe un proceso que se va ampliando  y que toma como medida para avanzar lo ya recorrido anteriormente. Esto es similar a lo que ocurre en los procesos de resiliencia que tienen más dificultades iniciales, pero que a medida que avanzan se hacen más fluidos. Además esta espiral es un diseño que se da de manera natural en muchos ámbitos, desde animales y plantas hasta galaxias o fenómenos atmosféricos, entre otros, con lo que puede simbolizar esta comprensión holística de la resiliencia.

                                Fig. 2 Espiral logarítmica sobrepuesta al caparazón de un caracol nautilus
Además a partir de la investigación referida anteriormente se encontraron tres impulsos o energías presentes en los procesos de resiliencia: la energía de relación, la energía de aprendizaje y la energía creativa. La energía de relación puede observarse, entre otros aspectos, en las sinergias entre grupos de factores de resiliencia o de no resiliencia y en cómo los distintos procesos individuales se relacionan entre sí, influyendo además en el proceso comunitario. Es decir, la energía de relación nutre y alimenta todos los procesos de resiliencia. La energía de aprendizaje también está presente en todos los procesos, que pueden ser vistos como sistemas que aprenden lo que resulta exitoso en la gestión de la no resiliencia aplicándolo con eficacia ante los nuevos retos. A su vez, la energía creativa se manifiesta en la variedad de caminos resilientes que se pueden tomar en la superación de adversidades. Esta energía creativa está siempre construyendo nuevas formas de superar las barreras y obstáculos, lo que da lugar a mayores fortalezas o mejoras.
En cuanto a las innovaciones metodológicas se desarrolla un instrumento “el mapa de resiliencia” que toma como base el modelo holístico de resiliencia. Esta   herramienta informática versátil sirve para la clasificación y análisis de datos obtenidos en los procesos de indagación sobre factores de resiliencia y de no resiliencia presentes en procesos personales o comunitarios, en los que pueden usarse, entre otros, cuestionarios, historias de vida y grupos de discusión. Según los aspectos a los que hagan referencia los factores se distribuyen en distintos planos personales y entornos relacionales. El mapa de resiliencia permite, además, aplicar diversas perspectivas o dimensiones al análisis de los resultados: la dimensión taxonómica que está constituida por los diferentes niveles de ordenación de los datos encontrados, la dimensión temporal en la que se reflejan los distintos factores que van surgiendo en determinadas fases o momentos de los procesos, la dimensión reticular que permite observar que existen factores que tienen mayor presencia y actúan como nodos en la red que conforman la totalidad de factores detectados y la dimensión holística, que comprende el conjunto de los resultados obtenidos en las dimensiones anteriores y los interpreta no como partes aisladas, sino como un todo, lo que ayuda a desvelar las sinergias y dinámicas que hacen posible los procesos de resiliencia.  
Fig. 3. Modelo base del mapa de resiliencia                                                                                  
Este modelo puede tener importantes aplicaciones en el entorno escolar porque tiene en cuenta la diversidad de las personas que lo conforman y la complejidad de las interacciones entre los distintos grupos que están presentes en la comunidad educativa: alumnado, profesorado, personal no docente, familias e incluso el entorno socio-cultural en donde se ubica. Llevarlo a cabo implicaría actuaciones en diversos niveles: formación específica sobre resiliencia, tanto al alumnado como al profesorado, así como al conjunto de la comunidad educativa; indagación sobre factores de resiliencia y de no resiliencia presentes en los diferentes grupos que conforman la comunidad educativa, en el propio marco escolar y en el entorno socio-cultural donde está el centro; diseño específico por parte de la comunidad educativa del modelo de promoción de resiliencia para cada centro; implementación del programa con la participación e implicación de la propia comunidad educativa y, por último, evaluación e incorporación de aprendizajes a la mejora del modelo.
En conclusión, es posible observar que existen varias maneras de interpretar y aplicar la resiliencia en el entorno escolar. Todas ellas forman parte de la riqueza de este constructo de la resiliencia, que implica un cambio de mirada de los déficits, a las fortalezas y potencialidades, subrayando la capacidad de las personas, grupos y comunidades de superar las adversidades. La necesidad de introducir el trabajo con resiliencia dentro del contexto educativo estriba no sólo en la importancia de potenciar los recursos y habilidades personales para superar problemas específicos, sino que, además, la dimensión social de la resiliencia y los valores de compromiso y cohesión de la comunidad educativa que fomenta, pueden formar parte de una formación integral que genere modelos de vida más respetuosos, empáticos y solidarios; y en último término, una sociedad más justa y feliz.

Este artículo puede citarse mediante la siguiente referencia en el formato de la APA:

Gil, G. E. (2010). La resiliencia: conceptos y modelos aplicables al entorno escolar. Revista El Guiniguada n.19. Servicio de publicaciones de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Facultad de Formación de profesorado, Departamento de Didácticas Especiales. ISSN 0213-0610. Acceso on line
http://hdl.handle.net/10553/7466

También se puede acceder al artículo completo en formato pdf siguiendo el siguiente enlace:
http://acceda.ulpgc.es/bitstream/10553/7466/1/0235347_00019_0002.pdf

Antes de finalizar me gustaría recoger una actualización de contenidos. En el momento de escribir el artículo la palabra "resiliencia" no formaba parte del diccionario de la Real Academia Española, pero en el avance de lo que será la 23ª edición ya está recogida con los siguientes significados:

resiliencia.

1. f. Psicol. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.

2. f. Mec. Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación.

Mucho se podría decir de esta definición que a todas luces se queda corta, pero lo dejaré para otra ocasión.

Por último comentar que desde el año 2010 hasta la actualidad he seguido trabajando con la aplicación del modelo holístico de la resiliencia al contexto escolar, llevando a cabo un gran número de talleres de formación de profesorado de distintos niveles educativos y desarrollando también los principios básicos para la puesta en práctica de programas de resiliencia en contextos socioeducativos.

Si lo desean pueden dejar sus consultas o comentarios usando la aplicación de este blog o también pueden contactarme via email a
gloriagil@resilienciaholistica.es

¡Buen verano... o invierno, según el caso!






sábado, 26 de mayo de 2012

La primavera de la resiliencia

Últimamente estoy asistiendo maravillada a un enorme florecimiento del concepto y de las prácticas de resiliencia. Mi primer contacto con este tema fue hace diez años y vino de la mano de una profesora del curso de doctorado que estaba realizando por aquel entonces: Eva Kñallinsky, que a su vez lo había aprendido de la también profesora universitaria Dolores García...¡Quién me iba a decir en aquel entonces que las dos, formando un tandem genial, serían mis directoras de tesis doctoral, y que aquel tema que me cautivó desde un primer momento sería el eje de mi trabajo y también de mi vida!

Desde el mismo 2002 empecé a incorporar la resiliencia a los cursos que impartía para la formación de profesorado y ya el tema resultaba práctico e interesante. Recientemente volví a encontrar a una participante que no la había vuelto a ver en todos estos años y me comentó lo mucho que le impactó uno de esos primeros cursos. Sin embargo, recuerdo la gran dificultad que suponía introducir el término "resiliencia" en las programaciones. Desde luego, reconozco que en frío suena bastante mal y puede resultar difícil de pronunciar porque tiende a confundirse con otras palabras: resistencia, residencia, re-silencia... De hecho, desde las propias instituciones que organizaban los cursos me enfrentaba con verdaderas "resistencias" para que me permitieran usar la palabra "resiliencia" en los títulos de los cursos. Incluso alguien me sugirió que buscara otra palabra más cercana y me olvidara de esa palabreja si quería atraer a participantes...¡nunca le hice caso, de hecho introducía el término con insistencia, porque en mi interior sabía que algún día se superarían los obstáculos lingüísticos y el fondo del concepto se empezaría a entender con tanta claridad que ya nadie se preocuparía de la forma, y que finalmente se convertiría en el término rico, pleno, útil y profundo que siempre fue.

Y eso es precisamente lo que está ocurriendo. La misma semana pasada me llamaron de una importante institución para que me hiciera cargo de un curso, pedido expresamente por sus usuarios, con el título ya puesto: "LA RESILIENCIA COMO HERRAMIENTA PARA SUPERAR LA ADVERSIDAD", no pude menos que sonreír interiormente. Tal vez este impulso es debido a la necesidad de alternativas o vías para poder superar la profunda crisis (no sólo económica)que está viviendo este viejo continente europeo y que se nota muy especialmente en los países del mediterráneo y la Península Ibérica; o tal vez, porque a veces los tiempos de maduración de ideas y conceptos llegan justo en el momento adecuado. Así, en la actualidad estoy asistiendo con alegría a que un buen número de investigadores e investigadoras se plantean el tema de la resiliencia para sus trabajos dentro y fuera del marco español. Sin embargo, cuando empecé la tesina que dió lugar posteriormente a la tesis doctoral, uno de los verdaderos obstáculos fue acceder a estudios ya que tenía que beber de unas pocas fuentes anglosajonas e incipientemente de algunas latinoamericanas. Era la época en que, en su traducción al español, Cyrulnik acababa de sacar del cascarón a sus "patitos feos". A partir de ahí todo fue en progresivo crescendo.

Hoy en día ya tenemos una buena colección de libros en castellano, los artículos científicos también empiezan a despegar y, sobre todo, el interés y el conocimiento popular del tema se está extendiendo rápidamente. Ahora no es raro que revistas destinadas a la difusión de conocimientos aborden el tema de la resiliencia, también en artículos periodísticos ya la nombran, e incluso ya la he escuchado en boca de políticos.

Sin embargo, lo que sin duda está contribuyendo con mayor peso es Internet. Ya circula muchísima información sobre acciones, estudios, formación, experiencias...al tiempo que van surgiendo centros de formación y especialistas. Igualmente, el tema también va tomando espacio y popularidad en las redes sociales (aprovecho para destacar y recomendar el grupo de facebook "Resiliencia" creado por Pilar Surjo).

Y es que en resiliencia los esfuerzos de difusión no suman sino que multiplican. Sobre todo ahora que las visiones de resiliencia centradas en el individualismo -salir adelante por uno mismo sin ayuda externa- o que sostenían que era una característica o rasgo de la personalidad genético que se encontraba en individuos excepcionales, se han ido desmontando por sí solas. Porque si algo está sacando a la luz este nuevo paradigma de la resiliencia es que todo y todos/todas estamos profundamente interconectados y que los procesos que nos llevan a superar retos, problemas o adversidades se construyen siempre dentro de entornos relacionales y marcos ecológicos concretos.

Ninguna persona, ni grupo, ni comunidad, ni nación es resiliente por si sola, sino que necesita de los demás y de su entorno para llevar a cabo sus procesos de resiliencia. Así que la difusión y el aprendizaje sobre resiliencia conlleva no sólo el desarrollo personal, sino también comunitario y social. Sin duda, el dinamismo y la fuerza que esta teniendo este concepto se debe a que aporta una visión alternativa y una vía de trabajo a todos los niveles: ¡la resiliencia acerca la utopía a la realidad!







jueves, 23 de febrero de 2012

Coaching para potenciar la resiliencia

En la próxima Jornada de Coaching 4.0 daré un ponencia sobre "Coaching para potenciar la resiliencia". Ambos conceptos coaching y resiliencia pueden ir perfectamente de la mano.

Por un lado, el coaching es un proceso de acompañamiento de las personas que ayuda a sacar a la luz o a desarrollar habilidades y recursos. Por este motivo podemos enfocarlo a los procesos de resiliencia de cara a potenciar aquellos factores y dinámicas que pueden contribuir a la superación de los obstáculos y adversidades.

Otro aspecto que se trabaja en la sesiones de coaching orientadas a la resiliencia, desde la perspectiva holística, es la evaluación y potenciación de las energías resilientes de relación, creatividad y aprendizaje, que constituyen la base dinamizadora de todos los procesos resilientes.

La ventaja del coaching es que permite un acompañamiento personalizado acorde a cada proceso de resiliencia, aunque también existen herramientas de coaching grupal que pueden ser muy eficaces para procesos que partan de una adversidad común.

En la jornada se desarrollarán las siguientes ponencias

Para aquellas personas que puedan estar interesadas les adjunto el cartel anunciador. También pueden acceder al díptico a través de la página web:

http://www.coachingcuatropuntocero.com

O bien la página de facebook:
http://www.facebook.com/coaching4.0

  

Les agradecería mucho que contribuyeran a su difusión.